El poder de creer

22.06.2020

A lo largo de nuestro camino en la Tierra, mientras nos adentramos en el desafío de vivir, a menudo nos encontramos cuestionando nuestro sistema de creencias.

No es inusual encontrarnos reflexionando frente a la pregunta ¿En qué crees?

Muchas personas creen en un poder superior, y para cada persona ese poder superior tiene un nombre diferente. Para algunos es Dios, para otros Buda, para otros Alá. Algunos creen en Jehová, otros no le ponen un nombre específico, otros lo llaman Destino, Universo, Natura.

Lo cierto es que el ser humano parece necesitar creer en algo que justifique su existencia, y ha pasado gran parte de ésta en la búsqueda de ese sentido.

No hay dudas que el resultado de esta necesidad de creer en algo superior, la Fe, es una fuerza inigualable en cuyo nombre se han librado históricas batallas, aunque la mayoría de ellas son luchas solitarias de un ser humano en contra de su propio destino.

Nadie puede cuestionar el derecho de una persona a creer en esta fuerza superior, ni el nombre que decida ponerle a ello. Venimos a este mundo como seres libres, y nadie debería quitarnos ese derecho.

Pero, más allá de esa fuerza extraterrenal, eterna e invisible, yo creo que nuestro éxito en la consecución de nuestras metas tiene que ver con otro tipo de fuerza, con creer en algo más.

Debo creer en MÍ.

Debo ser humilde y reconocer que solo soy una pequeña parte en este Universo, que sin dudas hay cosas más grandes que yo mismo. Pero debo creer en mí.

Porque si yo no tengo Fe en mí mismo ¿quién más la tendrá?

Debo creer que hay algo en lo que soy bueno, que puedo lograr lo que me proponga, que tengo la fuerza necesaria para superar los obstáculos que se presenten.

Debo creer que soy la respuesta a mis propias interrogantes, que el fracaso es un camino de aprendizaje, y que nadie más entenderá la lección que yo estoy destinado a aprender.

Debo creer en mis capacidades, en que tengo talento, aunque nadie parezca verlo, y que solo yo tengo el poder de encontrarlo y de explotar mi potencial.

Debo creer que soy capaz de luchar para superarme, y que soy capaz de alcanzar la excelencia, porque yo me lo propongo. Porque yo me lo merezco.

Tienes que creer que como ser humano tienes la capacidad de conectar con otros, y hacer la diferencia en la vida de alguien más.

Tienes que creer que tienes el poder de cambiar el mundo que te rodea, tu propio mundo, pero tienes que creer en ti primero, para poder contagiar esa luz alrededor.

Sé el dueño de tu propio camino, conduce tu futuro sin comprometer tus valores, se fiel a tus demás creencias, pero nunca, nunca, dejes de creer en ti.

Creer es la fuerza más poderosa para cambiar lo que somos como personas y como sociedad.

Sólo si yo creo, puedo hacer creer.

No dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo, no dejes que nadie te quite la fuerza de creer en ti.

Todo lo que quieres lograr depende de ti mismo.

Si quieres hacerlo, puedes hacerlo.

Cuando nadie más lo crea, tú tienes que creerlo. No dejes de intentarlo.

La derrota es parte del éxito, no dejes que eso te desanime. No dejes que eso te quite la confianza que te llevó a intentarlo la primera vez. Sigue adelante, sigue yendo, sigue confiando, sigue fallando, no tengas miedo, todo llega a su momento.

Sé para ti mismo el líder que te mereces y podrás ser el líder del cambio a tu alrededor.

Pero tienes que creer.

Debes creer que es posible. Que tú puedes lograrlo.

Yo creo en mí aunque sé cuánto me he equivocado.

He necesitado de las caídas y de los errores para estar hoy en este lugar, en este momento de la vida en que soy feliz y he alcanzado logros que no imaginaba.

He necesitado sufrir y sentir que nada tiene sentido, y que yo no valgo, para poder decirte hoy, que no hay fuerza más extraordinaria, ni mejor manera de lograr lo que sea que para ti signifique el éxito, que creer que puedes hacerlo, y que mereces triunfar.

Puedes ser mejor.

Puedes llegar adonde sea. Los límites están en tu cabeza. Todo lo demás son excusas.

No te rindas.

No dejes de creer.

                                          Andrea Geymonat